De visitas en el Castillo de Salgar

La alegría barranquillera es tan contagiosa que basta con solo imaginarla para estar gozándola sin importar en dónde nos encontremos.

Pero a pesar de que creamos que la arenosa es ciento por ciento baile, es bueno saber que la historia es un plan que está ligado a la diversión porque conocer cómo el tiempo pasado ha formado el presente resulta inquietante y se puede disfrutar como se disfruta una pegajosa canción en pleno carnaval.

Una construcción insignia de la capital del departamento del Atlántico es El Castillo de San Antonio de Salgar, más conocido como Castillo de Salgar, este edificio no es solo ladrillo, es un principal testigo de la rica historia de Barranquilla y también del país, pues incólume ante años, tormentas y vientos guarda celosamente historias que produjeron otras más algunas de ellas definitivas para la ciudad y que marcaron su acontecer.

En el año de 1848 y con el fin de controlar el contrabando que allí encontraba puerto de ingreso, se erigió esta importante obra que apareció a la luz sobre las ruinas de “El fortín de San Antonio”, antigua construcción colonial española cuya bella arquitectura fue rescatada para posteriormente convertirse en una de las más importantes estaciones de control aduanero del Caribe colombiano.

El Castillo de Salgar tuvo varios usos, fue punto de control, prisión, institución educativa, centro para personas en condición de discapacidad y también escuela de bellas artes.

Actualmente el Castillo de Salgar es un lugar destinado a la recreación familiar y cultural, es un exclusivo centro de eventos que goza de gran reputación y sobretodo, distinción que luego de su completa restauración es un orgullo de la arquitectura barranquillera.

El Castillo de Salgar realiza exposiciones de obras artísticas y es un imponente escenario musical, consolidándose como baluarte cultural de la ciudad que goza con el ritmo que lleva en las venas pero que se emociona con toda manifestación estética. Fue declarado en el año de 1988 como Patrimonio y bien cultural de la nación, razón que lo cobija de protección manteniendo su vocación de elemento ilustrativo latente de la historia.

Si bien se encuentra a tan solo 20 minutos y a 13.5 kilómetros de Barranquilla, concretamente en el municipio de Puerto Colombia, hace parte de la capital atlanticense por todo lo que significa para sus habitantes quienes lo han tenido aferrado a sus afectos como un símbolo de la ciudad.

Este edificio que sobre un acantilado hace frente al mar y a su impetuosa brisa, es un lugar ideal para contemplar atardeceres y ser testigos del sentir barranquillero, ese que se muestra inquieto ante la vida y que vive cada día como si fuese el último. Visitar y admirar el Castillo de Salgar es unirse a la historia viva de una ciudad que no se repite en ninguna otra latitud.